Si no se trata de “un millón de dólares de petróleo”, ¿qué es entonces este objeto para colgar en la pared que posee el atractivo de ser único y personal? Algo así son los montajes tridimensionales de La Ruée Vers L’Art.

Ateliers d'Art de FranceCada una de estas escenas «hechas a mano» refleja un hobby o una gran pasión de coleccionista o amateur. Algunas pueden ser una vista desde arriba o, de manera más particular, un “guiño” acerca de la mecánica de los Ferrari, Porsche, Jaguar, Mercedes u otros prestigiosos automóviles. Otras pueden ser interiores de viejos sótanos o hangares de amantes del bricolaje desordenados.

Cada una de estas piezas es original y, por ende, única. La filosofía general, la precisión del trabajo, la nota de humor, convierten estas obras en el perfecto regalo personalizado.

Denominar las composiciones de Patrick Richard “cuadros vitrina” sería más o menos como decir que los Rolls Royce son vehículos.
En su taller de Barbizon, “el maestro miniaturista” crea composiciones relacionadas con temas siempre diferentes. Estos temas van desde el coleccionista de vinos o de vehículos antiguos a las profesiones, deportes y hobbies más diversos.



SEMA
Las composiciones relativas al automóvil, la aviación y la navegación resultan particularmente atrayentes para los jóvenes de todas las edades.

La Ruée Vers l'Art es miembro del sindicato profesional de oficios artísticos, Talleres de Arte de Francia y la Sociedad de Promoción de Oficios Artísticos (SEMA).

Patrick Richard descubre “el Arte” ya en la adolescencia puesto que posee una formación básica de grafista, posteriormente pasa de tres años en EE.UU. para conseguir su titulación de Bachelor of Fine Arts; por último, durante una convalecencia tras una larga enfermedad, ejerce su arte como pasatiempo. Sus amigos y allegados lo animan a comercializar sus creaciones, que parecían despertar el entusiasmo de aquéllos que las descubrían casualmente.

Esta enfermedad le permitió descubrir una auténtica vocación: ofrecer un trozo de sueño al prójimo a través de obras artísticas y decorativas.

Cada pieza es única y se entrega acompañada de un certificado de autenticidad, numerado y firmado.

Además de esta colección ideada por Patrick Richard, éste accede igualmente a dar vida a recuerdos personales, “instalando” un decorado original con una situación reconstituida.

Patrick Richard posee el extraño don de dotar de vida a los objetos, a los decorados… Pone su arte al servicio de la memoria afectiva.

Recordemos a Lamartine y preguntémonos “¿Objetos inanimados, tenéis pues un alma?”. Confiere al tiempo suspendido su valor de inmortalidad.